Mi autoridad emana de vosotros…




Porque la historia del Frente Amplio es una histori
a de democracia.
Ahora se trata de reinventarnos como partido para ser fieles a nuestra historia.
Por eso, ¿qué mejor que elegir a nuestr@ próxim@ president@ en elecciones directas?
Empecemos tod@s junt@s a recorrer el camino que conduce a un segundo período de gobierno progresista.
Empecemos ahora, dándole más fuerza a la fuerza política.
Empecemos junt@s y empecemos ahora.
Y ahora, ¡directas!



Esta es una campaña a favor de que la elección del próxim@ president@ del FA sea directa, a padrón abierto, con adhesión simultánea y para mayores de 16 años.


De acuerdo al actual sistema, el presidente del Frente Amplio es designado por el Congreso (a propuesta del Plenario Nacional).
El Congreso está integrado por el Plenario y los delegados de las bases.
La estructura, tan necesaria para la vida de un partido político que innovó en la forma de hacer política, sin embargo no incluye actualmente a la enorme mayoría de los frenteamplistas.
Más aún, el ejercicio del gobierno demanda una gran cantidad de tiempo y energía que ha afectado la vitalidad de la fuerza política.
Sin embargo, los comités y las coordinadoras reviven y se llenan de gente cuando las elecciones internas y especialmente cuando se aproximan las elecciones
nacionales. Es parte de nuestra mejor historia.
La participación de la gente.
Elegir la presidencia del Frente Amplio, en la época actual y para el futuro que estamos creando, requiere de una gran participación.
¿Por qué no convocar a elecciones directas en todo el país?
Ello tendría un gran impacto político y democrático.
Sería otra contribución más, una más de las muchas que ha hecho el Frente Amplio, a la democracia y a la sociedad uruguaya.


Por eso proponemos elección directa.
Más democracia ,más libertad y más participación!


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También por correo electónico a elecciondirecta@hotmail.com

Las adhesiones no aparecen inmediatamente en el blog pues son moderadas por el webmaster.
Todas las adhesiones son pura y exclusivamente a título personal y no comprometen a organización alguna.

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Carta de Elección directa al Congreso Liber Seregni

Empieza el V Congreso del FA.

Quienes promovemos la elección directa y a padrón abierto para mayores de 16 años del presidente de nuestra fuerza política queremos hacer público nuestro agradecimiento a los cientos de uruguayos que adhirieron a la campaña, a los muchos que expresaron su simpatía con la idea aunque no adhirieran formalmente y a los miles que votaron en las encuestas en las que, como la de Montevideo.Comm, la mayoría de los frenteamplistas se manifestó libremente por la conveniencia de la elección directa.
(ver http://www.elecciondirecta.blogspot.com/)

También queremos agradecer muy especialmente a los medios de prensa que dieron cabida a la opinión de un grupo de ciudadanos del Frente Amplio, que sin pertenecer a ningún sector, quisimos dar a conocer nuestra forma de pensar.

Sentimos además satisfacción por la actitud de los dirigentes de los sectores con quienes nos entrevistamos y con quienes mantuvimos diálogos muy constructivos en los que nos sentimos respetados y escuchados. Les agradecemos su apertura. Esto es especialmente importante ya que nosotros no representamos a nadie mas que a nosotros mismos y no formamos ningún grupo: somos un conjunto de personas, frenteamplistas de toda la vida, que desde esa condición quisimos aportar formas innovadoras de hacer política y en particular, la de elegir al presidente del FA.

Como lo habíamos expresado desde el principio, damos por culminada esta etapa. El propósito que nos llevó a este grupo de ciudadanos frenteamplistas a reunirnos para expresar nuestra opinión, culmina con el inicio del V Congreso.

A todos nos queda el afecto por los compañeros.
A los que iniciamos este camino nos queda también la convicción de la necesidad de la renovación política y de la profundización de la democracia.

Saludamos a todos nuestros compañeros frenteamplistas.
En pocas horas la presidencia será resuelta por el Congreso Líber Seregni.

Queremos instarles una vez mas a que consideren la incorporación al estatuto de la alternativa de elección directa del presidente, con adhesión simultánea y para mayores de 16 años, como un instrumento y un camino de ampliación de la participación, de apertura y de fortalecimiento del Frente Amplio como la fuerza del cambio en el Uruguay. Tenemos que alentar la emergencia de nuevos dirigentes. Tenemos que promover la realización de debates sustantivos que permitan impulsar mejor la tarea del gobierno del presente y preparar mejor aún la tarea del gobierno del porvenir. Tenemos que impulsar la más amplia participación popular y especialmente la participación y organización juvenil. Porque el país lo necesita y porque la historia de Frente Amplio es una historia de democracia, reiteramos nuestra propuesta como un aporte para la feliz consecución de estos importantes objetivos. Solo con la más amplia y profunda participación de la gente los cambios son verdaderamente cambios.

Les deseamos la más unitaria, removedora y fructífera discusión.

Elección Directa FA
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(publicado en Voces del Frente)

CRÓNICA DEL CONGRESO DEL FRENTE
¡General perdónalos, no saben lo que hacen!

El fin de semana pasé encerrado. Me comí ocho horas el sábado y alrededor de diez horas el domingo dentro del Palacio Peñarol. Me perdí la feria de Tristán Narvaja, la carrera de San Felipe y Santiago y el recital de Jaime Roos. A juzgar por los resultados,
perdí el tiempo.

Por Alfredo García


Llegué al Palacio a las tres de la tarde. Grupos de gente rodeando el edificio hacían el aguante a que finalizaran las comisiones que estaban reunidas todavía. Las puertas lucían cartelitos indicando quien debía entrar por cada lugar. Coordinadoras, Interior, Prensa, etc. Nos dirigimos hacia esta última y nos preguntaron si nos habíamos acreditado. Les recordé que días atrás habíamos llamado al Frente y nos dijeron que nos mandaban toda la información vía mail. Nunca llegó nada. Paradójicamente los colegas de El País, Búsqueda y El Observador entre otros disponían de sus acreditaciones prontas. Me percaté que para la Unidad de Comunicación del Frente Amplio nosotros debemos ser la verdadera prensa opositora. Solucionado el problema entramos al recinto del Congreso Gral. Liber Seregni.

SOLO PARA MILITANTES

El Palacio estaba casi vacío. ¡Que bajón! La tribuna de la calle Minas estaba desierta, en el medio de las gradas un cartel recordando los 45 años del FIDEL, indicaba que algo relacionado con la izquierda estaba por ocurrir. El criterio utilizado por la estructura frentista fue que sólo los delegados podían concurrir al Congreso. Supimos de buena fuente que hasta llegaron a discutir si se autorizaba el ingreso de la prensa y había unos cuantos que no querían, pero al final primó la cordura y se aceptó que los periodistas entraran a las sesiones plenarias del congreso, no así a las comisiones y mucho menos a las reuniones del Plenario Nacional. Medidas de seguridad totalmente ineficaces, ya veremos por qué.
Lo triste de todo esto es que en lugar de convertir al congreso en una oportunidad de reunir a la gente frenteamplista, mirando cómo los dirigentes y cuadros discuten y argumentan, de generar aunque más no sea un resquicio de participación de la masa frentista se optó por realizar un congreso de puertas cerradas, de espaldas a la gente.


LA JAULA DE LAS LOCAS

El lugar que estaba reservado para la prensa y los invitados - nunca supimos quiénes eran estos últimos - estaba totalmente rodeado por una sucesión de vallas de hierro amarillas de casi dos metros de altura. Allí nos concentramos media docena de periodistas en un espacio que abarcaba cerca de doscientas sillas.
Durante un rato soportamos estoicamente las bromas y comentarios irónicos de dirigentes y militantes sobre nuestro merecido encierro; en definitiva más de uno mostró la hilacha sobre su concepción sobre los medios de comunicación. Durante la espera me dediqué a preguntar cuáles eran los titulares que cada uno iba a poner al día siguiente acerca del congreso. El resumen realizado por lo diferentes medios de lo ocurrido en las comisiones –sí, esas mismas que estaban vedadas para la prensa- fue alucinante.
Sabían todo, hasta el más mínimo detalle. Moraleja: el camino de la compartimentación está empedrado de “buchones”.
Seguíamos esperando la iniciación de la sesión plenaria del congreso; paciencia, mucha paciencia. Las colegas de la prensa empezaron a quejarse y protestar por el encierro. No había posibilidad de comprar algo de comer y ni siquiera de ir al baño. Debo reconocer que tienen oficio, al rato los atomizados miembros de organización sacaron la valla que daba hacia la cancha, la prensa recuperó la libertad.

ESE QUORUM TAN TEMIDO

Empiezan a entrar los delegados, el cronograma hace horas que quedó desfasado por el retraso de las comisiones. Rafael Michelini preside la mesa del congreso y anuncia un mensaje de grupo G8 –los ocho intendentes frenteamplistas- a cargo del Intendente de Florida Juan Giachetto. El contenido del discurso es profundamente unitario y llama a la responsabilidad de todos los compañeros de la fuerza política para desarrollar el proceso de cambio. Invita a dejar las chacras de lado y pensar en grande siguiendo el ejemplo de Seregni. Es escuchado, es aplaudido pero no tuvo el impacto deseado. Los aparatos partidarios están en otra. Michelini anuncia que al momento no hay quórum en el Palacio Peñarol y que el congreso no está habilitado para funcionar por lo que levanta la sesión. Son las once de la noche del sábado 15 de diciembre.

MAÑANA DE DOMINGO

Me acerco caminando hasta el Palacio y el bullicio de gente en la calle me genera la expectativa de que el Frente se había puesto en movimiento y el congreso se llenaba de pueblo. Craso error. Los puestos de de la Feria de Tristán Narvaja rodean el recinto y entre antigüedades, repuestos, muebles, discos y botellas viejas los montevideanos disfrutan del sol dominical. Hago una pequeña encuesta personal, sin valor estadístico ninguno, pregunto a diez personas al azar si saben lo que sucede dentro del Palacio Peñarol. Ni idea, ninguno de los interrogados pudo responder.
El más lúcido repregunta: ¿Pasa algo? Miro el bloque de cemento y le doy íntimamente la razón, no hay ni un cartel ni una bandera de Otorgués, nada que indique que la máxima autoridad de la mayor fuerza política uruguaya está sesionando allí dentro.
Dejo el sol y la feria atrás y penetro en la penumbra del congreso. Me entero por colegas de prensa que otra vez habían armado la jaula para nosotros, los periodistas, que fue removida luego de las quejas del cuarto poder.
Hay informes de alguna de las comisiones, pero el ambiente marca que la gente está en otra. Flota en el aire el tema de la presidencia y los bolazos corren por doquier.
La propuesta de Alberto Couriel por Tabaré lleva a la elucubración de que es una jugada para desautorizar a Danilo, quien renunciaría al ministerio y empezaría el tan mentado cambio en la política económica exigido por las “masas” organizadas.
El microclima militante se retroalimenta con fruición. Todos parecen estar realizando tareas imprescindibles para la revolución uruguaya.
Se anuncia un cuarto intermedio para que funcione por última vez el Plenario Nacional
tratando de llegar a un acuerdo sobre candidaturas. Se levanta la sesión.



LA TECNOLOGIA FALTO A LA CITA
Pasaron varias horas, el Plenario discute y discute. Se acercan ministros y dirigentes políticos al Palacio Peñarol. Couriel se pasea por la cancha. La barra del Interior se concentra en la tribuna de la calle Galicia. Es ruidosa, aplaude y se ponen a cantar. Sentimos por primera vez renacer un poquito la mística frentista. Los compañeros gritan consignas y arrancan con el “No nos moverán”, ¿se acuerdan? Es el único momento de todo el fin de semana en que el congreso se parece a una celebración de la democracia y el poder de las bases. Los organizadores tratando de congraciarse con ellos les anuncian música y ponen una cumbia. No entienden nada.
La mesa, aun presidida por Michelini anuncia que el Plenario está a punto de finalizar y pide a todos los delegados presentes que salgan y vuelvan a entrar para actualizar las acreditaciones y comprobar el quórum en sala. Todo es a tracción a sangre.
Agarramos a un compañero de la Comisión de Organización y le preguntamos si no fue posible organizar otro sistema para controlar las acreditaciones. “Para eso hay que invertir y Finanzas no quiere largar un mango”, nos dice amargado. Termina comentando que todavía no se logró que se ponga una computadora en cada coordinadora. Inmediatamente nos viene a la cabeza el Plan Ceibal y nos preguntamos si no será la gente de ADEMU quien dirige a Finanzas central del Frente Amplio.


AL PARTIDO SALÚ
¡Albricias! Recomienza la sesión plenaria y la información es que no hubo acuerdo sobre candidaturas en el Plenario. Dado lo avanzado de la hora llega una moción para cambiar el orden del día. Aún faltaban informes de varias comisiones y luego se discutiría la presidencia. Existe el temor a que la gente del Interior se tenga que ir y que otra vez el congreso se quede sin quórum.
Para argumentar en contra pide la palabra un compañero de las bases que resulta ser nada más ni nada menos que el “Púa” Tutzó, dirigente del Partido Comunista.
Una forma de marcar postura y hacer funcionar la mano de yeso. La votación sale afirmativa y hay 644 votos en contra. El Partido mostró su fuerza, tiene más del cuarenta por ciento de los delegados presentes.
Este dato cuestiona en el fondo la esencia de la representatividad del Congreso. Que una fuerza minoritaria con alrededor del cinco por ciento de los votos del Frente en octubre del 2004, tenga un porcentaje tan alto de los delegados es una clara señal de que algo no está funcionando bien en la interna partidaria. Problema de los otros grupos que no se organizan, se podrá decir. Pero en el fondo muestra que la estructura del Frente no está adaptada a la nueva realidad existente. Los aparatos militantes bien aceitados pueden lograr una sobre representación y un poder en la interna que no refleja la verdadera situación.

PRIMERO EL PEPE
Cambia la mesa que preside el congreso y Lalo Fernández, secretario general del Partido Socialista toma la posta.
Se pasa a discutir el tema de la candidatura a la presidencia. Después de marchas y contramarchas y varias votaciones llega del plenario nacional la única candidatura de Constanza Moreira. El primero en hablar es Mujica, quien defiende la postulación de la politóloga, relatando como habían sido los hechos. Previa charla con Tabaré que le habría dicho: “me sacás un problema de encima”, el Pepe le presenta en forma reservada a siete dirigentes de otras tantas fuerzas la propuesta. Tres días después alguien la largó a la prensa y comenzó el trabajo en contra de Moreira como un tiro por elevación contra Mujica y el MPP.
Mujica argumenta a favor de Constanza planteando que es un aire de renovación para el Frente, que no es alcahueta de nadie y además mujer. Lamenta que el diputado Conde no hubiera aceptado la vicepresidencia propuesta a último momento por ellos. Maniobra que intenta salvar los escollos de llegar a un acuerdo para la presidencia. El MPP se jugó su última carta con la oratoria de su líder tratando de dar vuelta el congreso. No tuvo suerte.

PEGARLE AL PEPE

Las oratorias que siguieron fueron una constante de marcar posturas de los diferentes grupos. Habla Casartelli por los comunistas, Diego Cánepa por el Nuevo Espacio, Baráibar por Asamblea Uruguay, Ortuño por la Vertiente y varios representantes de las bases. Salvo el diputado vertientista todos le dan como adentro de un gorro a Constanza (por no tener experiencia en la estructura, por ser académica, por no tener los “pieses” en el barro, por no tener carisma) ninguno se atrevió a decir por ser mujer pero faltó poco. Cánepa afirmó que mujeres brillantes y académicas hay muchas, pero no nombró a ninguna.
Pero en el fondo el ataque y el cobro de factura era al MPP, había que hacerlo morder el polvo.
La frutilla de la torta fue la actuación de Carlos Baráibar, con su discurso melodramático, parafraseando a Unamuno: “venceréis pero no convenceréis” y afirmando que en el Frente queda dignidad para ofrecer resistencia a los intentos de “pecherear”.

ALMA DE BOLCHE, ALMA DE CONDE

Capítulo aparte merece el discurso del diputado socialista Roberto Conde.
Hace un tiempo atrás los comunistas lo habían postulado para la presidencia del Frente, lo que fue visto por muchos socialistas como una ingerencia en la interna partidaria.
Conde, quien no había declinado su candidatura hasta el mismo día del congreso, fue propuesto por el MPP para ocupar la vicepresidencia detrás de Constanza. De esa manera los liderados por Mujica intentaron obtener el apoyo de los socialistas y comunistas para la fórmula. La jugada no prosperó y Conde no aceptó ser vice.
Parado frente al congreso, en una obra maestra de la demagogia política en lo que a oratoria se refiere, el diputado fundamentó su negativa.
Dijo no tener problemas en ser segundo de Constanza o de cualquier otro compañero pero no podía aceptar ser elegido con el voto contrario de ningún compañero comunista.
Ese partido que él lleva en el alma desde la lucha contra la dictadura, proclamó, logrando la ovación de las huestes de Lorier.
Nos queda la duda si en el Frente estará por empezar la temporada de pases como en el fútbol.

MASTURBACION FRENTISTA

Llega la moción de cortar la lista de oradores y se vota afirmativa, en contra de la argumentación del MPP en boca de Bonomi. Desde la mesa se propone pasar a cuarto intermedio sin votar la candidatura de Constanza pero no se acepta, la barra quiere ver sangre. Se vota y de los 1512 delegados solo vota el 41% a favor de Moreira, quedando enterrada su candidatura. Inmediatamente se vota el cuarto intermedio hasta abril del 2008; mientras tanto sigue Brovetto.
¿Qué podemos concluir de este congreso? Sin dudas la escasa representatividad de la masa frenteamplista, que permaneció ajena a todo el proceso. Las organizaciones partidarias viven dentro de un mundo de intrigas y luchas por el poder, que en realidad cada vez es menos y poco incide sobre la realidad concreta.
Ahora son varios que hablan de la posibilidad de realizar elecciones directas para la presidencia frentista. No alcanza con eso. Hay que hacer una profunda reestructura de la fuerza política, una implosión que termine con la burocracia interna.
Hay que hacer una renovación en serio porque esto no se cambia con un nuevo presidente. O se cambian los esquemas o todo queda como está: inoperante.
Son las ocho de la noche cuando me estoy yendo del palacio Peñarol y cruzo unas palabras con Mujica. El Pepe con cara de resignado me dice: “algunos compañeros míos me decían que había que formar comités de base para conseguir más delegados al congreso. Es fácil, con cincuenta firmas armás un comité. Pero, ¿eso sirve pa'algo?
Yo creo que no. Es como hacerle la paja a un muerto.



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Seregni: ética y coraje

Uruguay: Discurso de Liber Seregni en el Paraninfo
Unir mil miedos para formar un solo coraje

Uruguay, marzo del 2004.

Señor rector de la Universidad de la República, queridos integrantes de aquella generación del 83 que organiza este acto, amigos todos:
Hace un tiempo, cinco u ocho años, después de que había abandonado la presidencia del Frente Amplio (FA), me expresé con libertad y dije cosas que motivaron críticas severas y hasta algún agravio de mis propios amigos y compañeros. Recuerdo que en esos días un compañero del piso sexto de la Cárcel Central, un querido compañero, me dijo en casa: "Mi general, el grave error de su vida es no haberse muerto". Esta frase que puede ser brutal era hasta cierto punto comprensible. Él me dijo: "Si usted se hubiese muerto serían nada más ahora que largos homenajes, pero usted siguió viviendo, y habla y molesta a la gente (…)". Mañana, mañana lo voy a llamar a este compañero y le voy a decir: "Mira, compañero, no estuve tan errado en seguir viviendo". Los hechos de hoy, esta jornada, me lo demuestran. Cierto, cierto es que yo anuncié mi retiro de la vida pública, que es una forma de desaparecer también. Pero no es menos cierto que en vida recibo este homenaje.
[...] Muchas veces dije que era un privilegiado de la vida; lo repito hoy. Cada uno de nosotros es parte de lo que ponga de sí mismo, pero es en mucho también parte de las circunstancias, del entorno, de lo que le ofrece la vida. Y a mí la vida me permitió situaciones y actividades que a otros no les es permitida, por eso termino todavía con este privilegio mayor de estar hoy, esta noche, con ustedes.
Para mí hablar en este Paraninfo supone un reto y un compromiso muy severo. Tengo un tremendo respeto por este recinto que está poblado de los ecos de las voces de los grandes pensadores y las expresiones de la cultura que pasaron por el país y por este recinto. Pensé entonces en escribir para tener una mayor precisión en el lenguaje, pero luego decidí que no y les quiero contar por qué. Tiene que ver, lo decía la compañera que habló antes, con una visita que en el mes de enero de este año me hizo a Costa Azul un grupo de integrantes de la generación del 83. Me llevaron un cálido saludo, me llevaron un ejemplar del libro que habían publicado, me llevaron un casete y un CD y nos pusimos a conversar y estuvimos hablando desde las siete hasta las nueve y media de la noche. Y yo percibí, primero con sorpresa y después con una tremenda alegría que esta gente no estaba simplemente viviendo y recordando nostalgias, estaba por sobre todas las cosas viviendo un presente y soñando un futuro. Y en el transcurso de esa misma charla que surgió con uno de los que estaban presentes: "Ah, pero tenemos que hacer una charla más amplia que ésta", y esa charla más amplia se transformó, mis amigos, en este acto que estamos viviendo hoy. Entonces yo quiero mantener ese carácter inicial, eso deseado de charla entre nosotros. Quiero facilitar la comunicación, quiero tener esa calidez que da la palabra, por eso quisiera tener incluso un tono coloquial con todos ustedes y vernos como nos estamos mirando ahora, a los ojos. Claro, voy a hablar, pero voy a hablar con una guía para no caer en arborescencias y perder el hilo del discurso.
No es fácil recibir un homenaje así, en persona, no es fácil. Sólo cabe agradecer y decir que intenté ser en mi vida fiel a mí mismo, coherente, en el marco de principios éticos elementales, en la defensa de la libertad y de la democracia, en el respeto irrestricto a la Constitución y a la ley. Pero, mis amigos, todo lo que hice, lo bueno y lo malo, lo acertado y lo erróneo, fue a plena conciencia, traté de perseguir el paradigma de decir lo que se piensa y hacer lo que se dice. A veces pude hacerlo y otras veces no, porque yo también sentí, como muchos de ustedes, la vigencia del dilema que planteaba Max Weber hace 80 años y que incluso comentaba el doctor Guariglia en un libro reciente, el dilema de la posible oposición entre la ética de las convicciones y la ética de las responsabilidades. Cuando uno tiene un cargo, cuando uno habla en nombre de otros, no es uno solo el que habla, y eso limita seriamente las posibilidades de expresión propias. Esto debe ser tenido muy en cuenta, la ética de las responsabilidades, muy en cuenta por todos nosotros cuando juzgamos las conductas de gobernantes y de líderes políticos. Por eso, hasta que pude desprenderme de las ataduras de mis responsabilidades, recién entonces pude hablar por mí y para mí y ser auténtico. Así dije mi verdad, la mía, no la verdad, dije mi verdad, que en ocasiones pudo chocar o herir a alguien; no fue mi propósito ni lastimar ni herir a nadie, y si en algún momento eso pasó, aquí, públicamente, presento mis excusas.
Pero, mis amigos, no se trata de dar explicaciones, ustedes son los que juzgan. Yo quiero hoy hablar de cosas, pero de cosas distintas. Ustedes eligieron este día, que no es un día cualquiera, es una fecha señalada en nuestra historia política de los últimos años en la lucha por la reconquista, por la recuperación de la libertad y la institucionalidad democrática que habían sido conculcadas. Pero quiero indicar ese día en el proceso histórico con su real trascendencia y quiero además señalar que a veces un acto, una imagen, una palabra, tiene un brillo tal que de pronto oscurece el proceso en el cual está inmerso, y entonces, mis amigos, el 19 de marzo de 1984 no es solamente el acto del balcón. Quiero ser objetivo, no quiero relativizar ese hecho, no es por falsa modestia, que es la peor de las vanidades, sino para ubicarlo en el tiempo, con un antes y un después. Permítanme una digresión. Cuando era estudiante, un viejo profesor que nos hablaba de historia y de la vida comparaba la historia y la vida con un río de llanura, con sus vueltas que aparentemente van atrás del curso, y ponía como ejemplo nuestro río Negro, el viejo Um, con sus bucles, con sus meandros; claro, antes de que las represas borraran muchos de esos bucles y meandros. Yo digo que debemos recorrer y gozar de esos bucles, pero no perder de vista el curso del río y su destino final, que es la desembocadura. Es con este criterio, mis queridos amigos, que miro el 19 de marzo 20 años después. Quiero ser objetivo y verlo en dos dimensiones, una interna, íntima, personal, familiar; otra política y social. En lo personal, lo decíamos desde el balcón, la emoción de años de espera, particularmente los últimos años en la Cárcel Central de Policía. Y habíamos en esa época expresado una convicción muy profunda: al final del camino una luz puntual nos espera.
El 19 de marzo fue para mí una luz intermedia, una luz a mitad de camino, porque la luz puntual era la recuperación de la libertad y la democracia. Pero volver a mi casa, estar entre mi gente, encontrarme después desde el balcón con la gente en la calle, ustedes lo vieron, poder conversar con ellos, primero a viva voz y después con un megáfono que Julita Möller, que está ahí y que esa noche ofició de secretaria de relaciones públicas, nos alcanzó. Y fue esto en un clima de fiesta, en un clima de alegría, en un clima de fiesta, porque se adueñó de mi casa y de mi persona un hermoso grupo de compañeros de la generación del 83, que están acá la mayoría de ellos, con lo que tiene la juventud, con locuras, verdaderos disparates, pero con esa frescura que es propia de la juventud. Y allí hubo cosas como las que ellos marcaron, normas escritas, me las marcaron pero se las marcaron a todos los demás, y ese día dispusieron que sólo podían subir a saludarme connotados líderes políticos o sociales o familiares muy muy cercanos. Y escuchen, vean esto, porque uno puede engañarse con los videos que pasaron: vino China Zorrilla, no la dejaron subir porque no era connotada dirigente política; subió al otro día, por supuesto, y nos pudimos abrazar. Pero fue una jornada realmente inolvidable. Pero lo otro, lo trascendente, es la dimensión política en lo nacional con repercusión internacional: indicó para mí una señal clara de que el régimen necesitaba una salida y estaba dispuesto a transitar pasos en esa dirección. Pero yo no era un preso cualquiera, yo era un general traidor al proceso, yo era el preso emblemático que dijera Wilson Ferreira, yo era el presidente del FA, la fuerza política que el régimen había querido destruir.
Entonces tuvo una significación muy especial que sintieron todas las fuerzas políticas y sociales de nuestro país y que fue la que llevó a que ese día y los días siguientes todos los dirigentes políticos del país, de todos los partidos, y todos los dirigentes sociales me llevaran su saludo y su adhesión. Fue el inicio de una etapa que luego las fuerzas democráticas instrumentaron en una línea de concertación, movilización y negociación que finalmente terminó con la recuperación de las libertades y la democracia. Y además, porque uno mira el video ahora… ese día, esa noche, fue un tremendo acto político que cortó bulevar Artigas y bulevar España. Estábamos en dictadura, los actos políticos no estaban permitidos, entonces fue el primer acto político de características singulares.
Pero después vivimos el año 84, que no quiero recordar hoy, lo recordaremos después porque tendremos tiempo durante el transcurso de todo este año. Hoy lo que quiero rememorar es el antes. Una premisa que puede parecer obvia: hubo un 19 de marzo y un año 84 porque antes había habido un año 83. No pretendo hacer historia, ah, pero quiero, sí, ejercitar la memoria, la memoria colectiva, la memoria de la sociedad uruguaya, que hace a su identidad, ayuda a comprender su idiosincrasia y es base de su cultura. Pero hoy lo dicen absolutamente con un lenguaje muy claro los propios integrantes de la generación 83 en su libro: no hay memoria sin olvido. El problema individual de cada uno de nosotros y de la sociedad entera es saber y poder qué olvidar para mejor recordar aquello que no puede ni debe olvidarse. Esto, mis amigos, es fundamental en lo que tiene que ver con aquellos años. Apenas unas citas porque en la larga noche del régimen autoritario y de terror, de silencio infinito de los primeros tiempos, de privación de cualquier manifestación, ya había existido un formidable No al intento de una Constitución liberticida que asombró al mundo entero. Y había habido también el proceso de las elecciones internas del año 82, con el amplio triunfo de los sectores democráticos e incluso con el voto en blanco. Los dos, estos dos acontecimientos fueron severos reveses para la dictadura. Ah, pero el año 83 demostró que el régimen estaba históricamente terminado, fue grávido en hechos memorables: la caceroleada, la salida de la gente a la calle, tres acontecimientos, repito, memorables: el 1º de Mayo en la calle después de diez años, la Semana de los Estudiantes con aquella magnífica marcha, aquella marcha por bulevar Artigas que terminó después en el Franzini, ¡ah, compañeros y amigos!, y finalmente el río de libertad. Y junto con eso, mezclado, producto, motor, pero producto de eso también, la creación de tres institutos sociales fundamentales en la vida del país de aquel momento: ASCEEP, el PIT y Fucvam, como expresiones de la juventud, (…), de los jóvenes y mayores sindicales y de una fuerza nueva que estaba saliendo, que estaba naciendo, que fue precisamente el sector liderado por Fucvam.
Junto con eso, también, por supuesto, Cinemateca, el canto popular, el teatro, todo eso fue lo que finalmente condujo al 19 de marzo del 84. Pero lo trascendente, lo que quiero marcar hoy en forma fundamental, fue la demostración de que se había perdido el miedo al miedo. Eso es lo que quiero recordar hoy, porque en esa gesta los jóvenes, los estudiantes de entonces que hoy convocan a este acto, tuvieron un papel protagónico. Y eso tienen que saberlo todos, no sólo ellos y las generaciones mayores que vivimos aquel proceso, sino fundamentalmente los más jóvenes, los hijos de aquellos del 83 que hoy tienen la edad que ellos tenían en aquel tiempo. Y quiero resaltar esto y decirlo brevemente, porque el régimen se había ensañado con los centros de enseñanza, se había ensañado con la Universidad, con el IPA, con cualquier manifestación de enseñanza. Había impuesto el terror y una contracultura absoluta. Era el imperio de los porteros vigilantes, aquel engendro de patovicas, del más feroz de los patovicas actuales. Era aquella absurda moral de la pollera de las rodillas, del pelo recogido para las chicas y el pelo corto para los varones. Era el no poderse mirar entre los integrantes de distinto sexo, ni sonreír; era desconfiar, recelar; era por sobre todas las cosas la negación de la vida y la negación del amor. Sólo escuchando a quienes vivieron y lucharon en aquellos tiempos se puede alcanzar la magnitud de la tragedia, sólo así se puede comprender el valor de actos de rebeldía que cuando uno cuenta en el día de hoy pueden parecer banales. Ah, pero decir "dictadura" dentro de un centro de enseñanza o en una clase, leer un manifiesto en una clase, ni que decir hacer una volanteada o una pintada, esto era arriesgar la libertad, era arriesgar la prisión, el destrato, las vejaciones e incluso el destierro. Y acá están algunos de los muchachos y las muchachas de aquella época que así lo hicieron. Yo me emociono cuando recuerdo una decisión que uno cuenta ahora y la gente no la entiende: un día un grupo de muchachas decidió ir de pantalones a clase, y fueron de vaqueros; por supuesto, no pudieron entrar, pero era una demostración de su oposición al régimen.
Pero, mis amigos, no son estas cosas que quiero recordar hoy, quiero… no rescatar, porque no necesita rescate, pero sí señalar cómo la generación del 83 salió de las sombras. Claro, sintieron miedo, convivieron con el miedo, pero vencieron al miedo, y eso fue fundamental en la lucha por la libertad y la recuperación de la democracia. Porque, mis queridos amigos, no hay libertad con miedo, no hay vida plena con miedo, no hay democracia con miedo.
Y lo importante, lo importante para la memoria es cómo lo hicieron, fue superar la intención del régimen de que cada uno viviera aislado de los demás, que cada uno se encerrara en sí mismo como un erizo, fue entonces superar la barrera, la debilidad y el frío de lo individual y alcanzar la fuerza y la calidez de lo colectivo. Fue la necesidad de reencontrarse con otros, fue recrear la solidaridad, la confianza, la lealtad; fue superar la dignidad humana, en el mejor sentido del término; y fue, por sobre todas las cosas, recuperar el sentido de la vida, recuperar el valor del amor como fundamento de la relación humana, recuperar los valores éticos y sociales, y saber que esa reconquista era posible si la lucha era de todos para salir entre todos.
Permítanme ahora un recuerdo que es anterior a esa época pero tiene que ver con eso. Fue en los primeros meses, poco antes del quiebre institucional, en los primeros meses del 73; ya había represión, ya había atentados, ya había miedo, y yo conversaba con los jóvenes. Recuerdo una tardecita, casi de noche, en Treinta y Tres, en una escuelita suburbana; hablábamos de eso y yo decía que la tribu se reúne ante el momento de peligro, que había que juntarse para afrontar la situación. Y entonces naturalmente en la charla que manteníamos surgió una frase que la maestrita con su linda letra escribió con tiza en el pizarrón de la clase: "Unir mil miedos para formar un solo coraje". Eran los tiempos en que todos cantábamos, todos a una, como Fuenteovejuna, y fue lo que hicieron, en otra escala mayor, los muchachos del 83. Y yo quiero decirlo hoy, acá, en esta Aula Magna de la Universidad de la República, y lo quiero decir… y por favor, que nadie diga que ustedes me homenajean a mí y yo los homenajeo a ustedes, no es eso, por favor. Pero el año pasado, cuando se cumplieron 20 años de todos estos hechos memorables del 83, nuestra sociedad, nuestra ciudadanía estaba inmersa en el problema del referéndum sobre Ancap y esa preocupación fundamental de la ciudadanía no dio, a mi, entender la importancia debida a esos hechos. Yo digo que es un reto, que hago a todos, que cuando se cumplan los 25 años, el cuarto de siglo, en 2008, reparemos esa falta.
Y ahora quiero hacer una reflexión con ustedes en la cual quisiera ser muy claro. Por favor, no hagan comparaciones absurdas, imposibles. Simplemente parto de la afirmación de que salimos de la dictadura con un esfuerzo conjunto de la sociedad y digo, mis estimados amigos, hoy estamos saliendo de la crisis económica más severa que sufrió nuestra sociedad en los últimos tiempos. Y digo que todos, todos, quisiéramos que el proceso de recuperación económica que parece que estamos viviendo se convierta, se transforme, en un proceso sostenido de desarrollo económico y social que permita satisfacer las demandas urgentes de nuestra sociedad. Ah, pero otra vez de nuevo ello será posible sólo con el esfuerzo conjunto de la sociedad entera. Y además, mis queridos amigos, porque todavía persiste el miedo de nuestra sociedad y en la juventud particularmente. Es un miedo distinto de aquel terrible miedo de la dictadura, es distinto, son otros miedos; es el miedo a la inseguridad ciudadana, al presente y al futuro, a la marginalidad, al desempleo, el miedo a la violencia, el miedo al terrorismo, el miedo a los cambios. Mis amigos, tenemos que sacara esos miedos, tenemos que erradicarlos, porque no habrá un futuro venturoso para nuestra gente y para nuestro pueblo si así no lo hiciéramos. Entonces es un tremendo otra vez no al miedo, no a ninguna clase de miedos, sí a una esperanza que nos aliente a todos para seguir luchando por ese futuro que queremos. Yo pienso, pienso que algo de esto debe haber estado presente en la mente o de pronto en el subconsciente de los compañeros de la generación del 83 cuando sintieron la necesidad de reencontrarse, no solamente para recordar, sino también para vivir mejor el presente y el futuro con ellos y con sus hijos.
No me olvido, sé muy bien que estamos en un año electoral, pero quiero proyectar a este presente el espíritu que guió a la generación del 83. Cada uno de nosotros tiene, por supuesto, sus simpatías, sus afinidades políticas, pero reconozcamos que en estos tiempos que transitamos en todos los ámbitos corren vientos de renovación y de cambios, una expresión de las voluntades en todas las tiendas políticas de elaborar propuestas y voluntades para un futuro mejor del pueblo oriental.
Entonces quiero remarcar que una condición sine qua non , la condición primera para cualquier proyecto de recuperación del país exige el cambio moral en nuestra sociedad, porque la crisis también provocó el encerramiento de la gente en sí misma y el aislamiento, también lo provocó, afectó los valores societarios que tenemos que recuperar. Y ésa es una tarea común a todas las fuerzas políticas y sociales de nuestro país en el momento actual. Esto es lo que hace necesario un espíritu militante, más allá de cualquier diferencia doctrinaria, política o religiosa, como fue el espíritu de la gente de la generación del 83, sin banderías políticas, con la única bandera de querer la libertad y la libertad humana. Yo sé que quienes promovieron el reencuentro de los actores del 83 han logrado crear una red de comunicación que lleva al intercambio de ideas, de discusiones, una red que tiene más de 400 integrantes dentro y fuera de fronteras, que lo hacen todos por correo electrónico, a veces en contactos personales, pero fundamentalmente a través del correo electrónico. Discuten entre ellos, se pelean entre ellos, por supuesto, pero se pasan elaborando ideas. Y yo digo que eso constituye un capital humano excepcional, de una tremenda potencialidad que debe estar al servicio de la República, entonces convoco, más que convocar, exijo a los integrantes de la generación del 83 que hoy organizaron este acto que se mantengan movilizados en el mejor sentido de la palabra, que estén militantemente trabajando para permear a la sociedad entera, pero particularmente a los jóvenes de las generaciones que siguieron el espíritu y la forma que les permitieron superar aquellas dramáticas instancias. Es para mí una responsabilidad ciudadana la que tienen ustedes, mis queridos compañeros.
Pero debemos terminar, me extendí demasiado en lo que debió ser sólo un agradecimiento. Pero les pido que comprendan: ésta es mi última comparecencia pública, y entonces es lógico que un poco me aferre a ella. Pero hay otra cosa más que les quiero decir; por supuesto, no es una frase académica, pero yo me siento hoy y aquí, con ustedes, como los novios cuando dicen: "Tengo tantas cosas para decirte…"
Una reflexión final que hago, mis amigos, sin ninguna clase de dramatismo. Tengo plena conciencia de que cuando uno abandona la vida pública se confina en el ropero del desván -y valga la expresión un poco arcaica-; yo lo decidí y, ustedes me conocen, lo voy a cumplir. Pero quiero decirles esto: a mí me gusta vivir, amo la vida, no me aferro a ella; he dicho mil veces, la vida es pugna, la vida es lucha, pero si es cierto el precepto latino de "cogito, ergo sum", no menos es cierto que si yo vivo, existo y soy, puedo pensar, y entonces, mis amigos, dentro del ropero seguiré pensando. Y si en un momento siento la necesidad de pelear, lo haré contra las puertas del ropero.
Quiero decirles mi profundo, emocionado agradecimiento por este regalo que 20 años después me hacen ustedes y decirles que nunca más lo voy a olvidar en los años de mi vida, que espero que sean muchos y largos años junto con Lilí, junto con mis hijas, junto con mis nietas y junto con ustedes, que son mis amigos.
Y ahora un pedido final: entramos con Lilí por el costado a este Paraninfo de la Universidad de la República; yo pido que ahora me dejen salir, con alegría, por la puerta grande de la Universidad de la República.

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